Mi casa son cuatro paredes y un techo.
Es un andén en hora punta.
No muestra nada y lo ha visto todo.
Mi casa absorbe el dolor y destila arte.
Las paredes de mi casa son ventanas, ventanas y
espejos…Y cuadros.
Están escritas en clave de sol(edad).
No existe la
casualidad bajo mi techo.
Muchas veces me pregunto si será bueno amar tan
intensamente lo que hago.
No soy capaz de ponerle precio objetivo a las cosas
sobre las que vomito el exceso de amor, o de odio, o de orgullo, o de
decepción…Y es que he llegado a asimilar que soy excesiva.
Amo en exceso, lloro en exceso, como (o no) en
exceso…Y todo en exceso es dañino.
Pues bien…Contigo fui exceso y derroche, y tanto
fue, que me dio excesivo miedo y desaparecí, como no, en exceso…
Ahora eres otro cuadro excesivamente explícito en el
hall del fracaso que es mi historial de ilustraciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.