lunes, 3 de febrero de 2014

Me sé de memoria los kilometros.

Nos deseabamos hasta mordernos la lengua.

¿Por qué siempre queremos lo que no tenemos?

Por qué quisimos volar cerca de nuestras manos, y agarrarnos en un abrazo que durase lo que los relojes no pudiesen indicar.

Descendimos precipitadamente hasta el suelo, y la colision nos derrumbo completamente.

He sobrevivido a base de pensar que quizá pueda volver a intentarlo. 

Otro dia.

 Cualquier otra noche. 

Intentar encontrarte en los silencios, en las cuatro paredes de mi habitación que se  expanden, como el universo, y parecen no terminar nunca.

Me quedo sin aire cuando grito que vuelvas, porque nunca vuelves. 

Porque nunca llegas.

¿Te subiste al tren indicado o indicaste la distancia equivocada? 

Me sé de memoria los kilómetros.

El daño. 

Reconozco de lejos las heridas.

 Soy famosa en la ausencia que deja no estar ni siquiera conmigo.

 Firmo autógrafos: Las cicatrices.

El aliento me huele demasiado a cerveza de madrugada.

A desesperación contenida por si desatarla provoca líneas en blanco. 

Quise cambiar la historia, retroceder en el tiempo y ceder delante de tu cama, exhausta.

Te llamaba Octubre porque eras frio y parecias finalizarlo todo. 

Me miro a los ojos y te reflejas en ellos.

En ese brillo. 

¿No ves que tú eres mas yo que yo misma? 

Que eres tu todo mi vacio.


Lo has rellenado, y solo espero que vengas a hacerme justicia.

 A tener un accidente conmigo. 

Contra mi.

 No te preocupes por el exceso de velocidad.