No sé a vosotros, pero a mi cada vez que me dicen
que no desespere, que un día encontrare a mi media naranja, me entran los siete
males.
Que cosa más antigua eso de buscar a alguien que te
complete, que te rescate como si estuvieras en peligro.
Que yo estoy enterita, que no nací el día en el que
te conocí, ni me moriré cuando te vayas, que no me venga nadie cortado por la
mitad que me da yuyu.
Si aprovecháis una lluvia de estrellas para pedir un
deseo, que no sea una mitad.
Da igual que sean peras, manzanas o papayas
tropicales, pero por favor que sean enteras,
porque media naranja nunca dio zumo.