domingo, 21 de septiembre de 2014

Que los principes azules, acaban volviendose grises.

Cuando era pequeña me imaginaba la vida como los cuentos que mi madre, todas las noches me leía.

Un príncipe azul se iba a enamorar tan perdidamente de mí como yo de él.

Nos iríamos en caballo a un castillo y comeríamos perdices.


Pero a medida que vas creciendo te vas dando cuenta que la vida no es como los cuentos de hadas y que los príncipes azules, al final, se acaban volviendo grises.