lunes, 12 de octubre de 2015

ERES

Eres despertarme a mitad de la noche y no pensar si cerré con llave.

Eres querer trabajar y no ir al trabajo.

Eres la tranquilidad de no tener que fingir un orgasmo, y en consecuencia, eres despertar el vecindario y que nos envidie todo el barrio, que los pianos no llueven, porque los tenemos guardados en casa.

Ni aprietas, ni ahogas. Pero tampoco sueltas…


Eres la continua caricia que llama a mis musas, como si mis costillas fueran un arpa.