lunes, 7 de octubre de 2013

LLUVIA DE ESTRELLAS

Una vez en el colegio, me pidieron que definiera que es una lluvia de estrellas para mí. No lo dude ni un segundo. Sabía que era algo relacionado con el cielo y la astronomía pero…Desde bien pequeña, he tenido ese punto bohemio, melancólico, raro para unos pocos…
Y por ello, definí una lluvia de estrellas como “las lágrimas de los que ya se han ido” porque en aquella época, y en la actualidad mucho más,  me negaba, me niego a pensar que solo echamos de menos los que nos quedamos en este mundo.
Yo prefiero pensar que los que están por ahí arriba, también nos echan de menos y que la forma que tienen de demostrarlo son las estrellas. Aunque ellos tienen  la supuesta ventaja de que nos ven y nosotros a ellos no, pero…Les sentimos.
Les siento y cada día con más fuerza. Son mis ángeles y sé que los ángeles que tengo en la tierra son gracias a ellos.
No soy creyente de dioses pero si de sentimientos y de sensaciones, y eso me lo siguen transmitiendo, por eso para mí, aunque lejos y no físicamente, siguen existiendo.
No necesito ningún dios ni ningún santo que me proteja porque ellos desde donde estén lo hacen mejor que nadie.
Es muy duro darte cuenta de que poco a poco “se te va olvidando” el tono de voz de alguien mientras su recuerdo sigue muy vivo dentro de ti, pero es lo que hay…
Y ahora es cuando empiezo a llorar otra vez como antes lo he hecho y cuando me pregunto a misma que porque escribo sobre esto si sé que me hace daño, ahora que ya lo tengo “superado”…
¿Superado? Nunca lo superare, mejor dicho “ahora que estaba empezando a aprender a vivir con ello”.

Quizá es porque de vez en cuando, dentro de mí, se acumulan estrellas y tienen que hacer una lluvia desde mis ojos para volver a sentirme bien…