Un día te levantas y te das cuenta de que has
desperdiciado muchos momentos, y aunque suene a tópico, no vuelven.
Te das cuenta de que los años pasan tan rápido que
parece que fue ayer cuando dijiste “soy mayor de edad” y ahora ya estas en los 24.
Seguro que a todos os ha pasado, llegas a un punto
en el cual solo te preguntas que será de ti dentro de 10 años, que habrás
conseguido y que habrás perdido.
Todo se resume en una palabra: miedo.
Miedo sano, insano, arrogante y comprensible.
El miedo se puede llevar de muchas maneras pero,
cuando tienes a alguien que siempre te apoya, incluso cuando te fallas a ti
misma, todo merece mucho más la pena.
Os recomiendo que dejéis de pensar en cosas que no
merecen la pena, y que encontréis a alguien que realmente os quiera y escuche.
Y tú, mi Roma, serás a quien le cuente todo lo que
me suceda en los próximos diez años…