lunes, 5 de octubre de 2015

ENSEÑANZA

A base de hostias ella se reformó, pasó de llamarse Lidia a llamarse guapa, de la ropa holgada paso a esos vestidos que tanto le favorecían, y empezó a bailar cuando una canción se lo pedía.

Y la sentía, pentagrama a pentagrama, olvidando el porqué de cualquier cosa.
Lo veía mirándola, lo pillaba mirando conversaciones con ella, las antiguas, donde él la insultaba y amenazaba.

Lo pillaba pidiéndole perdón bajo su ventana, y ella, feliz, se reía de su cara follandose al que le daba la gana.


Y creció su amor por ella misma, y bajo por él, al fin reconoció,  que quererse, joder es mejor que cualquier polvo mañanero, que cualquier canción, que cualquier chico, y sobretodo, que cualquier otra emoción.

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