Todo era fácil.
Todo.
El mundo era un lugar pequeño, que se reducía a nuestro
querido baúl, lleno de juguetes.
Papá nuestro heroe, Mamá nuestra ídolo.
Si se tuviera que resumir en una palabra, esa sería
inocencia.
Inocencia, al caerse un diente, y dejarlo debajo de la
almohada, al esperar un cinco de enero a los queridos Reyes Magos, a pensar que
tan solo con decir "casa" podias parar cualquier cosa, a creer en
cuentos de princesas que besan sapos y pensar que en la vida todo tiene un
final feliz.
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