Buenos
días a todos, es Septiembre y empiezo una nueva etapa de textos. Espero que os
gusten tanto como os han gustado los videos durante el verano.
Este
texto refleja mucho lo que soy yo: Una pirata. Guerrera pero tambien
sentimental.
Sino habéis visto los videos durante el
verano, debido a que much@s según me habéis dicho estabais de vacaciones y no
os habéis conectado, podeis buscarlos por mi blog y los encontrareis, son las
ultimas entradas, no tienen perdida…jeje.
Os quiero. Gracias por leerme, verme y
disfrutar de mi trabajo.
Hoy os voy a
contar la historia de una niña que desde pequeña jugó a ser pirata. Decía vivir
bajo sus propias leyes, creía no pertenecer a nada ni a nadie: su única patria
eran sus ideales. Luchó desde muy temprano por hace oír su voz por encima de
los prejuicios que tenían los demás porque era "una niña". Y a pesar
de que pocos la escucharon dijo grandes verdades; grandes verdades que solo una
mente con sueños sin fecha de caducidad se atrevió a decir.
Los años pasaron y ella siguió con la misma
mentalidad: nunca niña, nunca adulta. Pero el tiempo le hizo darse cuenta de
que no todos veían la magia que sus ojos encontraban en cualquier esquina.
Varios choques y caídas le hicieron cubrirse bajo ropa oscura, música agresiva
y una mirada hostil. Pero, como ya he dicho, nunca cambió realmente. Llevar
tantas personalidades dentro la agotaron. Desconfiaba de todo y todos: nadie
podía ver lo que ella veía, nadie la entendería nunca. La presión de las
opiniones ajenas y del juicio moral que tenía lugar en su interior a diario la
llevaron a herirse a sí misma. Lo ocultó, como había ocultado todo toda su
vida.
El día
que descubrieron lo que se estaba haciendo en el antebrazo la etiquetaron de
loca. Nuestra ya no tan pequeña pirata se sintió rodeada y atacada, ya no tenía
derecho a hacer lo que quería con su propio cuerpo. Muchos más problemas tuvieron
en esa época y fue entonces cuando se dio cuenta de que, si quería vivir según
sus leyes, tenía que ser en secreto. Para variar. Fue por todo esto (y por no
preocupar a los demás, aunque eso nunca lo admitió) por lo que decidió ser
normal. O por lo menos, parecerlo. Miles de falsas sonrisas inundaron su vida.
Esto pareció suficiente para que pensaran que su "mala racha" se
había terminado. Perfecto.
Por
supuesto todo siguió como siempre, solo se limitó a disfrazar a la dolida y
rencorosa pirata de dulce y feliz princesa. Contó que le habían ayudado a
"volver a ser ella misma", que la "habían salvado".
Mentira. ¿Se puede salvar a quien no quiere ser rescatado? Siguió haciéndose
daño, pero la experiencia le ayudó a ser más cuidadosa. No le he perdido la
pista, sé que continúa, aunque a veces consigue alejarse de ese maldito
afilador durante unos días gracias a otras evasiones que, al final, parecen no
ser suficiente.
Es una
chica a la que le gustaría que esta historia muriera con ella pero no creo que
sea justo. En mi opinión, toda su agonía, todo su sufrimiento, todas sus
lágrimas y todas sus cicatrices merecen ser plasmadas en algún lugar para que
perdure. Cada segundo de su lucha merece ser recordada, porque nuestra pirata
nunca consiguió ganar porque no sabía qué era lo que quería de recompensa.
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